< PreviousLa Santa Iglesia Palmariana se distingue por haber siempre mantenido la Santa Tradición de la Iglesia y por múlti- ples prácticas que conducen a la santidad.mismos fieles romanos y ante los jerar- cas y prosélitos de las otras sectas reli- giosas, que la salvación eterna es patri- monio de cualquiera de las religiones existentes, y sin el menor escrúpulo disi- mulaba sus errores poniendo a Cristo como base de su actuación. Por ejemplo, según lo enseñado por el antipapa Juan Pablo II, pueden salvarse: el romano, según su creencias heréticas; los mal lla- mados Ortodoxos, ya que son heterodo- xos, según las herejías de sus respectivos cismas; el budista, según la doctrina de Buda; el mahometano, según el Corán; el protestante según las herejías lutera- nas, calvinistas, anglicanas, etc; el judío, según el Talmud, etc., etc., etc. Además, el antipapa Juan Pablo II ha proclama- do por doquier el maldito ecumenismo promulgado por el nefasto Conciliábulo Vaticano II. Se ha reunido con la mayo- ría de los líderes religiosos del mundo, solidarizándose con las doctrinas de las distintas confesiones religiosas, con cuya actitud se proclamaba tácitamente como cabeza visible de todas las sectas existentes. Mas, en su refinada falsedad, se presentaba como si realmente fuera el Jefe Supremo de la verdadera Iglesia de Cristo, con el fin de que la considerasen como una secta más, y de esta manera desacreditarla ante el mundo, y desacre- ditar también la Autoridad y el Magiste- rio del verdadero Vicario de Cristo, por entonces el Sumo Pontífice Palmariano, el Papa San Gregorio XVII Magnísimo, de Glória Olívæ. El siniestro antipapa Juan Pablo II, a la vez que buscaba la unión de las iglesias y discurseaba en los múltiples auditorios, permitía que sus prosélitos de la iglesia romana viviesen en el mayor caos moral existente hasta ahora. El antipapa Juan Pablo II fue el ma- yor defensor de las aberrantes corrien- tes políticas actuales, absolutamente opuestas al Magisterio Infalible de la Iglesia; pues, con farsante proceder pia- doso, se relacionó armónicamente, y en completa solidaridad de ideas, con los mayores líderes políticos, incluso exten- diendo paternalmente sus brazos a algu- nos de ellos; con lo cual daba a entender ante el mundo que no hay disparidad al- guna entre los distintos sistemas políti- cos actuales y la Doctrina Infalible de la Iglesia, cuando ambas cosas son absolu- tamente opuestas; ya que, incluso, en los distintos regímenes políticos, hay mu- chas leyes que van en contra de la Santa Ley de Dios y de las enseñanzas de la verdadera Iglesia de Cristo. Juan Pablo II fue un gran defensor de la democracia política, la cual es opuesta al Derecho Divino, pues el poder temporal no resi- de en el pueblo, sino en la persona a quien Dios ha dotado de autoridad para ejercerlo. El antipapa Juan Pablo II fue el ma- yor propagador del actual relativismo religioso, para dar a entender, solapada- mente, ante las grandes masas de audi- tores, que la auténtica Religión Católica no es la Única Verdadera, y que por tan- to puede ser reemplazada por cualquier otra religión existente; y, en consecuen- cia, que en cualquiera de las religiones falsas es posible la salvación eterna. Juan Pablo II, actuando hipócritamente como portador de la verdadera Fe Cató- lica, fue el máximo devastador de la mis- ma, para lo cual ponía en su boca reite- radamente los Santísimos Nombres de Cristo y María, para así engañar más fá- cilmente al mundo. En los numerosos teatros que Juan Pablo II fue montando San Juan Bosco vio en sueños la Barca de Pedro, con el Papa en el timón, en medio de una gran tempestad, en la que un ingente número de los que iban en ella caían al abismo.por el mundo, como gran actor, supo embaucar a las masas. En la profecía de San Malaquías so- bre los Papas, el lema «De Labóre So- lis», correspondiente al antipapa Juan Pablo II, significa «El Eclipse del Sol». Pues Juan Pablo II osó interponerse en- tre el Sol, que era Su Santidad el Papa Gregorio XVII, y la humanidad, dando lugar al mayor eclipse espiritual conoci- do hasta ahora. El antipapa Juan Pablo II, cabeza visible de la masonería vatica- na, está en las profundidades del fuego eterno del Infierno. Su sucesor actual, otro hereje consu- mado, es ahora la cabeza visible de la masonería vaticana y fiel seguidor de su nefasto padre en la herejía, Juan Pablo II, aunque en algunas cosas llegara a proceder en aparente oposición a sus predecesores. El Papa Pedro III, de Glória Ecclésiæ, es el legítimo Sucesor en la Cátedra de San Pedro, cuya Sede Apostólica está en El Palmar de Troya. Sólo una Iglesia puede ser la verdade- ra Iglesia de Jesucristo, porque Él no fundó más que una sola Iglesia. Esta Iglesia de Cristo es la Iglesia Católica Palmariana. La verdadera Iglesia de Jesucristo es aquella en la cual se encuentra el legíti- mo sucesor de Pedro, porque es a Pedro a quien Jesús ha dado las llaves del Cie- lo y a quien puso como Pastor supremo de sus ovejas. San Pedro era el primer Papa, y se ve la cadena de los legítimos sucesores de Pedro prolongarse sin inte- rrupción hasta el actual Jefe supremo de la Iglesia Católica, el Papa Palma- riano. La Iglesia de Nuestro Señor Je- sucristo es la Iglesia del Papa: Donde está Pedro, allí está la Iglesia. Por consi- guiente, toda iglesia o todo hombre que se separe del Papa, sea por la herejía o sea por la rebelión, no practica la verda- dera Religión de Jesucristo. Jesucristo no ha fundado más que una sola Iglesia y le ha impreso cuatro carac- teres o notas que permiten reconocerla con certeza. La verdadera Iglesia de Je- sucristo debe ser: Una en su cabeza, en su doctrina, en su moral, en sus medios de salvación; Santa en su enseñanza, en sus leyes, en sus prácticas, en sus miem- bros, en sus obras; Católica, difundida por todas las partes del mundo; Apostó- lica, gobernada por los legítimos suceso- res de los Apóstoles, únicos encargados por el Divino Maestro de predicar el Evangelio al mundo. La Iglesia, fundada por Jesucristo es Una, Santa, Católica y Apostólica. Estas son las cuatro notas distintivas de la ver- dadera Iglesia, las cuales, evidentemen- te trazadas en el Evangelio, insertas en el Símbolo de los Apóstoles y en el de Nicea, corresponden exactamente a la Iglesia Católica Palmariana, y sólo a la Iglesia Católica Palmariana. La Iglesia Palmariana es Una en la Fe, porque la verdad revelada por Dios es la misma para todos; es Una en el go- bierno, porque hay una sola Cabeza vi- sible, que es el Papa, al que obedecen los pastores y fieles; una sola Fe, una sola ley y un solo culto. Sus fieles, esparcidos por todos los ámbitos del mundo, reci- tan el mismo símbolo y las mismas ora- ciones, observan los mismos preceptos y participan de los mismos Sa- cramentos y el mismo culto divino. En cambio, la masónica igle- sia romana no es una, porque abarca todas las diferentes creencias, pues sus esfuerzos son para tener hermandad con todas las religiones. La única que queda excluida es la verdadera, la Palmariana, por ser incompatible con las demás, pues la verdad no tiene paren- tesco con el error. La apóstata iglesia romana dejó de ser una en el culto al introducir las lenguas verná- culas, y no es una en la moral y doctrina, porque predica y tolera diversas tenden- cias. La Iglesia Palmariana es Santa: posee una doctrina santa y santificante, el Evangelio en toda su integridad; medios de santificación verdaderamente efica- ces, los Sacramentos. No cesa de engen- drar Santos, los cuales son una señal se- gura por la cual se reconoce la santidad de la Iglesia, porque es evidente que aquellos que se distinguen por su santi- dad están animados y dirigidos por el Espíritu de Dios; el camino que siguen no puede ser el camino del error. La Iglesia Palmariana es Santa, porque Santo es su Fundador, santa es su doc- trina, santos son sus fines y muchos de sus miembros. Es Santa en su enseñan- za, en sus leyes y en sus prácticas de pie- dad. En cambio, la iglesia romana ha deja- do de ser santa en todos los aspectos: Abolió el Santo Sacrificio de la Misa, fuente Jesucristo hizo a su Iglesia depositaria y guardiana de su doctrina, de sus poderes y de sus gra- cias. Por consiguiente, fuera de la Iglesia de Jesucristo no hay sal- vación posible.de toda santidad, convir- tiéndolo en un banque- te. Abandonó la vida de oración en sus miembros, esos ro- sarios, novenas y otras devociones públi- cas que antes había. Permitió la entrada a las herejías, al racionalismo, al liberalismo, al darwi- nismo. Así manifiestan su re- chazo a la doctrina y a la moral santa y multisecular de la Iglesia. Ha permitido a sus miembros frecuentar el cine y tele- visión en que se exhiben películas que atentan descaradamente contra Dios, contra la Fe, contra la Doctrina y contra la Moral Católica. Se toleran exhibicio- nes completamente injuriosas y blasfe- mas contra la persona de Nuestro Señor Jesucristo, como por ejemplo, la maldi- ta, blasfema, sacrílega y herética pelícu- la conocida con el nombre de «Jesucris- to Superstar». En dicha película, que es obra del mismo Satanás, se ridiculiza a Jesús, y se presenta a un Jesús con tilde de socialista, de revolucionario, e inclu- so se da a entender como si fuera un hombre vicioso. Muchos sacerdotes y obispos romanos hicieron elogios sobre esta satánica película. Todo Obispo que permite que otros enseñen herejías o, lo que es peor, fomenta con elogios lo que es herético, cae en la herejía; por lo cual, él mismo se autoexcomulga de la Iglesia y deja de ser Pastor de la Grey. Un Obispo está obligado a condenar las he- rejías y velar por las ovejas y velar por la auténtica Fe, y el Obispo que permite la enseñanza de la herejía, automáticamen- te se convierte en hereje. Al permitir y fomentar tales ofensas a Dios, la jerar- quía de la iglesia romana ha manifestado que esa iglesia ya no es una ni santa ni católica ni apostólica. Cuando un impostor quiere seducir a los pueblos se guarda muy bien de impo- ner sacrificios a la razón y a las pasiones. Proclama la libertad, la independencia; fomenta todos los malos instintos del co- razón; abre un ancho camino al orgullo, a la codicia, a la voluptuosidad. Ése es el secreto de los vergonzosos éxitos de Mahoma, de Lutero, de Calvino y de to- dos los inventores de falsas religiones humanas. Esto es precisamente el ca- mino que han seguido los antipapas y demás jerarcas que rigen la apóstata iglesia romana después de la muerte de San Pablo VI. En contraste, la Santa Iglesia Palma- riana se distingue por haber siempre mantenido la Santa Tradición de la Igle- sia y por múltiples prácticas que condu- cen a la santidad: el uso del hábito sagra- do, la sotana; la Santa Misa en latín, en el Altar, y no en una mesa luterana; la Santa Comunión de rodillas y en la len- gua, y que solo puede ser tocada por el Sacerdote; procesión y bendición con el Santísimo Sacramento, todos los días; decencia máxima para entrar en la Casa de Dios; Sacramento de la Confesión, individualmente; culto solemne a las Sagradas Imágenes; el uso del Santo Es- capulario, medallas y rosarios; y el rezo del Santo Rosario Penitencial. Tales prácticas son necesarias, porque el Cris- tiano debe uniformar los actos de su vida toda con sus convicciones y creen- cias religiosas. La Iglesia Palmariana es Católica, porque es universal, ya que abarca todas las verdades y es para todos los pueblos; actualmente, a causa de la gran aposta- sía, la catolicidad de la Iglesia no se ma-Dulce Reina de los Cielos, tierna Madre del Palmar.Next >