< Previousguirá las huellas del Anticristo. Mas, no andéis turbados: tenéis a mi Santísima Madre como Divina Pastora. Ella os guiará y la Nave verdadera no sucumbi- rá, sino que flotará sobre las aguas, fuer- te, valiente y dará gran- des mártires que asom- brarán a la humanidad: La Iglesia de los Apósto- les Marianos». (1972) «Hijitos míos queridí- simos: Estoy muy apena- do por las doctrinas he- réticas que hoy se ense- ñan en la Iglesia Católi- ca. ¡Cuántas herejías, cuántos disparates en bocas de mis llamados ministros del Señor; y, lo que es peor, en bocas de obispos y cardenales! ¡Cuántas herejías, cuán- to confusionismo! Diría- se que pretenden fundar una nueva iglesia, auspi- ciada por Satán. Cuya realidad es que esa iglesia la están ya preparando los masones junto con los protestantes, los judíos y los malos cató- licos. Hijitos míos: ¡Huid de las falsas doctrinas! ¡Apartaos de aquellas iglesias donde la doctrina que se enseña es heré- tica! Porque, tarde o temprano, os con- tagiará a todos». (1973) «Hay muchos sacerdotes que no son auténticos Sacerdotes: Que son maso- nes, luteranos, judíos que no están con- vertidos y que se han disfrazado de mi- nistros míos para demoler la Iglesia. ¡Andad con cuidado! ¡Alerta a las lla- madas homilías!» (1973) «Yo hago un llamamiento a todo el mundo, para que los que quieran volun- tariamente se vengan a este Sagrado Lu- gar. Porque la Luz está aquí. La Verdad está aquí. La Antorcha está aquí. ¿Por qué? Porque sigue la Tradición de la Iglesia. ¿Por qué? Porque ama intensamente al Papa. Todos los días en El Pal- mar de Troya se hace oración por el Papa. Al Papa se le ama intensa- mente en El Palmar de Troya. El Palmar de Tro- ya ama, también, inten- samente la Santa Tradi- ción de la Iglesia. Luego, ¿dónde está la Iglesia Católica, Apostólica y Romana? Aquí la tenéis: en El Palmar de Troya. Meditad y veréis que es verdad cuanto os digo». (1975) «Cada vez que con- templo en una Iglesia a una mujer ele- vando mi Sacrosanto Cuerpo para dar la Comunión a otro, recibo una tremenda bofetada en mi Divino Rostro. Quiero que sepáis que ninguna de esas mujeres que dan la Sagrada Comunión, están au- torizadas por el Santo Padre. Mi Vicario no ha autorizado a ninguna. Son algu- nos Obispos arbitrarios; esos Obispos que se llaman Pastores, pero que espan- tan a las ovejas, que las expulsan del buen camino. ¡Oh, dolor inmenso causan en Mí al- gunos de mis ministros! El látigo lo usé para echar a los mercaderes del Templo; ¡más motivo hay ahora para usarlo! El Santo Padre, el Mártir del Vaticano, ya no puede hacer más. Él sufre solo, no tiene colaboradores, no le obedecen y cada uno hace lo que quiere. A vosotras, hijas mías, me dirijo también: No penetréis en el Templo sin velo. Re- cordad las palabras de San Pablo. Todavía no ha habi- do ninguna contraorden en la Iglesia sobre esa cues- tión». (1971) «A vosotros, mis Minis- tros, también me dirijo: ¿Qué habéis hecho del San- to Sacrificio de la Misa? ¿En qué lo habéis converti- do? ¡En un baile de másca- ras! Satán, a sus anchas, en muchas de las iglesias, don- de no se ofrece al Padre el auténtico Sacrificio. ¿Qué habéis hecho de la música sacra, del incienso, del oro como tributo a Dios? ¿En qué habéis conver- tido los altares? ¡Qué mal entendéis la pobreza de la Iglesia! A Dios se le da lo mejor de lo mejor; y vosotros, mis Mi- nistros, sois los que debéis vivir pobre- mente; pero no empobrecer el culto, sino vuestra vida íntima. Salomón se sal- vó por el gran Templo que levantó a Dios. La Magdalena ungió mis pies del mejor perfume, y Yo la bendije. Pero siempre existirán los Judas, queriendo quitar el culto a Dios y dárselo a los hombres. ¡Oh infame humanidad! ¡Oh mi Igle- sia; qué triste estoy! A vosotros, Sacer- dotes, Yo os pregunto: ¿Qué habéis he- cho con el Sacrosanto Latín? ¿En qué os estorba la Lengua Oficial de la Igle- sia? ¡Cuántos Santos han hablado en esa bendita lengua! Pero vosotros creéis que son más hermosas las lenguas ver- náculas. Estáis muy equivo- cados. Mis queridos Ministros, estáis a tiempo. Si es preci- so, celebrad la Misa en vuestras casas, antes que ce- lebrarla en la iglesia indig- namente. Por eso aquí, en este Sagrado Lugar, se han celebrado Misas agradables al Padre Celestial por la au- tenticidad del Sacrificio. Más adelante os seguiré ha- blando de la Santa Misa, a vosotros, Ministros míos, la sal de la tierra, que os estáis volviendo ya sosa. Os ben- digo». (1971) «Estoy complacido del Santo Sacrificio de la Misa que me ha- béis ofrecido el Sacerdote y vosotros, cada uno en la parte que le corresponde. Auténtico sacrificio, como enseñó la Santa Madre Iglesia durante siglos y no esas misas innovadoras, llenas de confu- siones, de imprecisiones y de ambigüe- dades. Que nadie lo olvide: en el Santo Sacrificio de la Misa, Cristo Jesús pade- ce la Crucifixión Incruenta y se derrama su Preciosísima Sangre. Si a la Eucaris- tía le quitáis el Santo Sacrificio, ¿qué queda?, ¿dónde está la Víctima? Es ne- cesario, urgente, que se restablezca en todo el mundo la Misa Tradicional, pues de seguir estas innovaciones en lo más Sagrado de la Iglesia, la confusión será mayor». (1972) «¡En qué pocos sitios se eleva a mi Padre este auténtico Sa- crificio de la Santa Misa, en el que se tiene presente mi Muer- te en el Calvario, y mi Sangre derramada, mi Sacrificio In- cruento, pero real! Hoy, que tanto se habla de banquete, que tanto se habla de celebrar la Eucaristía, pero que se olvidan del Calvario. ¿De qué sirven todos los holocaustos, si se ol- vida la Cruz del Calvario y mi Sangre derramada? Clamad por todas partes que se envíe el mayor número de firmas, para pedir a mi amado Vicario que se restablezca la Misa Tridentina en Latín, de San Pío V. Él está deseando resta- blecerla, pero hay muchos enemigos a su alrededor. Pedid mucho para que soporte la terrible Cruz que pesa sobre sus hombros, que sus mismos hijos le han cargado sobre sus hombros. Está a punto de dar a conocer importantes Documentos, pero los enemigos están presionándole para que no salgan a la luz. Rogad por Él, vuestro Padre en la tierra, el Mártir del Vaticano». (1972) La Santísima Virgen María: «Hijo mío: Estoy muy enoja- da con las iglesias modernas, pues hay falta de respeto y de honor a Dios. Hay una gran frialdad. No invitan al recogi- miento y a la meditación. No hacen ver a los fieles su miseria y su pequeñez ante el Omnipotente Dios, porque está todo tan humanizado, que se ve la ausencia de los caminos de Dios. Las imágenes de los Crucificados, no dan recogi- miento, no dan dolor de aquella Pasión, ni tampoco esperanza de salvación. Las imágenes que me re- presentan, tampoco dan devoción, y los fieles se apartan, pues notan frialdad, desapetencia y aban- dono. Se ven, en muchas iglesias, imágenes de Virgen despreocupada de sus hijos, como no teniendo nada que ver en la Obra de la Redención. Mis hijos están ante esas imágenes, como si estuvieran delante de una artista; no se dan cuenta que es la Madre de Dios y la Madre de ellos, la que está representada. No digamos nada de esas imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, en las que se ve un Señor frío, egoísta y humanizado, que no da dolor de los pecados, que no hace conversiones, porque se ve como uno más de los humanos, dejando atrás la Divinidad.Mis queridos hijos: Estoy muy enoja- da porque mi castísimo Esposo San José está siendo suprimido de las igle- sias, cuando Él es Padre Universal de la Iglesia. Hijos míos: No escuchéis a esos nuevos Judas que, con el pretexto de socorrer a los necesitados, desvalijan las imágenes. Estad seguros, pues las imá- genes, cuando están adornadas bella- mente, es una oración elevada al Padre, ya que, en persona no se puede hacer. Empieza la renovación de la Iglesia Hijos míos: Vosotros, ¿no procuráis que vuestra madre terrenal esté bien vestida? Pues, ¿qué será de vuestra Ma- dre celestial? ¡Adelante con la santa tra- dición del culto a las Sagradas Imáge- nes! Grabad estas palabras: a la Sagrada Eucaristía por las imágenes. Ese es el camino. Si hay frialdad en el culto a las imágenes, ¡qué no habrá ante Jesús Sa- cramentado, al que no se ve, pues sólo es fe! Hijos míos: Contribuid siempre con vuestros sacrificios, a la fomentación del culto de las Sagradas Imágenes. Vuestro Padre Celestial os lo premiará. ¡Qué pena que se están suprimiendo los San- tos de las Iglesias, como si ellos no estu- vieran intercediendo por toda la huma- nidad! Por eso, en este Sagrado Lugar, cada vez aparece un Santo más, para de- mostrar que están en el Cielo: Además de estar glorificando a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo, y a Mí, su Madre, están también interce- diendo constantemente. Quiero que este Mensaje sea difundido por todas partes, en esta hora de ataques al culto de las Sagradas Imágenes. Os bendigo». (1970) «Mirad, un Sacerdote con su sotana da más ejemplo del que muchos os ima- gináis. Porque es un signo. Llevan unas vestiduras especiales: ¡Como que repre- sentan a un Reino que no es de este mundo! Son ministros de otro Reino: Sus vestiduras van de acuerdo con el Reino al cual sirven ellos: Los soldados de Francia no visten igual que los solda- dos de Inglaterra. Son distintos reinos. Luego, mis Ministros deben llevar una señal palpable de que pertenecen a Mi Reino. Hay una razón muy grande. Mi- rad: Un Sacerdote se beneficia espiri- tualmente llevando la sotana, por mu- chos motivos: Porque al llevar aquella señal, muchas cosas no las harán porque darán mal ejemplo. Mas, si viste de pai- sano, pierde la noción, en muchos casos, de que es Sacerdote, y entonces hace co- sas que no debe hacer. Así que, hijitos míos, Sacerdotes: volved a coger vuestra sotana. Lucid esa vestimenta real, por- que representa a un Reino noble, por- que representa vuestro ministerio, ¡que sois ministros! Alejaos de la política y extended mi Reino. Dejaos de cosas va- nas». (1972) «¡Apartaos de los pastores herejes! Hoy, desgraciadamente, con eso de lla- marse hermanos separados, se ha perdi- do la noción de la herejía. Y hoy, todo es discutible, todo es relativo; y todos lle- gan a caer en la misma herejía, y ensal- zando a calvinistas y a luteranistas. Pero, ¿qué pasa en mi Iglesia? Pero, ¿es que hoy ha cambiado la Verdad de la Iglesia? ¿Es que lo que antes fue conde- nado, hoy no es condenado? ¿Es que lo que antes era herejía, hoy ya no es here- jía? ¡No!, hijos míos: lo que antes era herejía, hoy es herejía, si fue pronuncia- do por la Cátedra de Pedro. ¡Lucha al calvinismo! ¡Lucha contra el protestan- tismo! ¡Lucha contra el luteranismo! Mirad, hijos míos, que hoy es más peli- groso, porque el calvinismo y el lutera- nismo están dentro del catolicismo. Ese es el mayor peligro: Que están dentro del Catolicismo. Antes estaba fuera y sa- bíais por dónde venía. Pero hoy lo tenéis dentro. ¡Luchad contra ellos! La bande- ra soy Yo, Cristo Jesús y María Inma- culada, junto con Pedro en la Sagrada Persona de Pablo VI. Y he ahí la Iglesia. ¡Fuera las innovaciones heréticas!» Se- guidamente, el Señor condenó el llama- do ‘Novus Ordo Missæ’, la misa confec- cionada e impuesta en noviembre de 1969, que fue elaborada y confecciona- da por herejes y que no es obra del Papa Pablo VI, y requiere que se vuelva a la verdadera Misa, la cual es el Santo Sa- crificio en el que se perpetúa realmente el Calvario y se derrama la Sangre para la Redención de la humanidad, Sacrifi- cio Incruento, pero Real. Y califica el «Novus Ordo Missæ», de banquete, de cena, y por tanto de seudomisa. Pues, la Misa verdadera, o sea el Santo Sacrifi- cio de la Misa, no puede ser cambiada por una falsa misa, que no es Sacrificio sino banquete, que es lo que pasa con el satánico ‘Novus Ordo Missæ’. Y sigue diciendo el Señor: «¿Qué pasa con las misas actuales?: Que todo es relativo, puede quedar en un banquete y nada más, en una cena. Yo os pregunto: ¿Qué es el banquete sin Sacrificio? Banquete nulo. ¿Qué es la Eucaristía si la Sangre no se derrama? Nula Eucaristía. Hijitos míos: En los Sagrados Lugares de Apariciones, se aprende a volver a la Santa Tradición de la Iglesia. Y he aquí los auténticos Seminarios. Mirad, lo he dicho muchas veces: Hoy, con eso de las lenguas vernáculas, se está desfigurando la Verdad; cada cual traduce según le conviene. ¡Oh, qué triste, cómo se de- forma la verdad con pequeñas fórmulas masónicas! Mirad, hijos míos: ¡Con qué pocas pa- labras se llega a la herejía!, pero disfra- zada, como hoy se sabe hacer. Al menos, en tiempos del luteranismo, abiertamen- te atacaban la Verdad. Pero hoy se ca- mufla, entre verdades y mentiras, la he- rejía. Por eso, mi insistencia en la Misa latina, porque el texto debe ser el verda- dero y no el camuflado. Más aún: ¿Por qué estoy siempre pidiendo la Misa Tri- dentina de San Pío V? Porque encierra todas las verdades del Santo Sacrificio de la Fe, abiertamente, sin ambigüeda- des, sin relativismos. Hoy se dice: ‘La Iglesia es adulta, no se puede imponer, hay libertad de ex- presión’. Si hay libertad de expresión, ¿cómo se prohíbe, se aniquila, se expul- sa de iglesias a aquellos Sacerdotes que celebran la Misa según la Santa Tradi- ción? ¿Dónde está esa libre expresión? Se acusa a la Iglesia Tradicional de dic- tatorial. Y la iglesia progresista, ¿no im- pone el progresismo, pese a quien pese, cueste a quien cueste, y retirando de los puestos a las mejores personas por el he-cho de ser tradicionalistas? ¡Fuera la dictadura! Si hay que abolir la dictadu- ra tradicionalista, vosotros podéis abolir la dictadura progresista. Aquí sólo ca- ben dos tensiones: Tradicionalistas y progresistas. No medias tintas. Yo esta- ré con los tradicionalistas, porque serán los que restaurarán a mi Iglesia y reina- rán conmigo en el Reino de la Paz, en mi próximo Advenimiento. Los progresis- tas seguirán al anticristo y a su falso pro- feta, que vendrá pronto. Por eso os rue- go a todos los Sacerdotes que me escu- cháis, que estáis aquí presentes, que a vosotros me dirijo como Buen Pastor, como Sumo Sacerdote, como Sacerdote Eterno, a vosotros que sois Sacerdotes (Sacérdos in ætérnum) según el Orden de Melquisedec. A vosotros, Sacerdo- tes: ¡Volved al auténtico Sacrificio del Altar!» (1972) Nuestro Señor Jesucristo: «Una gran catástrofe se cierne sobre la faz de la Tierra. Sólo la oración y penitencia es capaz de detener todo esto que se apro- xima. Mis queridos hijos: Sólo vosotros podéis aplacar la Santa Ira del Eterno Padre, porque tenéis la auténtica Misa, la Misa que repara. Tenéis el Calvario. Mientras que en la Iglesia Oficial sólo queda un banquete; han perdido la no- ción del Calvario. Y en muchos templos se ha convertido en una conmemoración de la Cena, simplemente. Vosotros te- néis la llave maestra de donde vienen las gracias a la Iglesia y al mundo. ¡Pobre humanidad! Las naciones se devorarán unas a otras, e imperará, durante un tiempo, Satán». (1977) «Pronto vendrá el terrible cisma. Mas vosotros acogeos bajo el Santo Manto de mi Santísima Madre y encontraréis la Luz, el Camino y podréis distinguir don- de se encuentra el Papa. ¡Ay, del próxi- mo Pontificado! Luchas terribles, car- denales que lucharán en defensa del antipapa; obispos, sacerdotes, que se- guirán el ejemplo del antipapa. Vendrán exclaustraciones, frailes y monjas que abandonarán los conventos y se entre- garán al servicio del antipapa. Solución para salir ileso de esa caótica situación: orad, orad, orad; haced penitencia. Mi- rad, hijos míos: Sólo mediante la oración y el sacrificio, podréis triunfar conmigo. ¿Qué os importa dejar de ir al cine, de ver la televisión, de tantas distracciones paganas que embrutecen al hombre? Porque le apartan de Mí con la exhibi- ción de la pornografía, con la exhibición de la soberbia humana». (1970) «En esta hora de crisis de la Iglesia, se combate con todo furor, con todo poder satánico, los Dogmas Mariológicos; se ataca a María con más fuerza que nun- ca, porque es la hora suya también: es la Hora de María. Hay, incluso, obispos en el mundo, que desean abolir los Dogmas Mariológicos, con pretexto de unión a los protestantes y cismáticos. ¡Pobres obispos, sudarán sangre! Hoy, en esta hora crucial de la Iglesia Católica, Apos- tólica y Romana, hay muchos que quie- ren acabar con el culto a María, a la Rei- na de Cielos y Tierra, a la Tesorera de las Gracias, porque saben ellos que Ella es Pastora de la grey, y que, estando con Ella, no es fácil desviarse. ¿Por qué toda esta crisis? Porque, prácticamente, son muy pocos los eclesiásticos que rezan el Santo Rosario; he ahí uno de los moti- vos. Hoy la norma es acción, acción, Next >