< Previousnua a la oración y a la penitencia; una invitación angustiosa del Cielo para que los hombres acudan a El Palmar; una denuncia de las herejías, el progresis- mo y demás corrupcio- nes que asolaban, des- piadadamente, a la Iglesia Romana; el anuncio de un gran cis- ma en la Iglesia tras la muerte del Papa San Pablo VI; el anuncio del Papado de El Pal- mar de Troya; el anun- cio de la proximidad de la venida del Anticris- to; el anuncio de la Gloriosa Segunda Ve- nida de Nuestro Señor Jesucristo como Supremo Juez para juzgar universalmente a los hombres e implantar el Reino Mesiánico en la tierra; y otros acontecimientos apoca- lípticos. El clamor de la Santísima Virgen María a través de su principal mensajero, iba acompañado de por- tentosas señales que evidenciaban la veracidad de las Apariciones: maravi- llosos éxtasis, conversiones, curacio- nes milagrosas, estigmatizaciones, co- muniones místicas, etc. La mayoría de los cardenales, obis- pos y sacerdotes de la Iglesia Romana habían apostatado; y el Papa San Pa- blo VI era víctima inocente de la ma- sonería y del comunismo que ya go- bernaban en la Iglesia. Las Aparicio- nes de El Palmar de Troya prepara- ron la futura Sede de la Iglesia en di- cho Sagrado Lugar, como lo es ac- tualmente. En su vida de seglar, como viden- te principal de las Apa- riciones de El Palmar de Troya, Clemente Domínguez, siendo aún muy joven, tuvo que luchar valerosa- mente para dar a cono- cer los muy compro- metedores Mensajes que Nuestro Señor Jesucristo y la Santísi- ma Virgen María le fueron dando durante largos años. Su lealtad a Dios quedó bien pro- bada. Clemente Domínguez y Gó- mez, ya en sus comienzos, se convir- tió en el gran Apóstol de la Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo y del Santo Rosario Penitencial, cuyas de- vociones fueron muy combatidas por muchos, y que él tuvo que defender con coraje. En 1969, Clemente reci- bió, en un mensaje, el mandato celes- tial de establecer la reparación, todos los Primeros Jueves de Mes, a la San- ta Faz de Nuestro Señor Jesucristo. El día 2 de febrero de 1970, por man- dato del Señor a Clemente Domín- guez, se entronizó en el Sagrado Lu- gar del Lentisco de El Palmar de Tro- ya la Santa Faz de Jesús, la misma que actualmente se venera. En 1970, el Señor dio instrucciones al vidente Clemente para que se confeccionase el Escapulario de la Santa Faz. Y el día 12 de septiembre de 1972, también por mandato del Señor al mismo vidente, se entronizó en el Sagrado Lugar del Len- tisco la Imagen de la Santísima Virgen María que hoy se venera con el título de Nuestra Madre del Palmar Coronada. Clemente Domínguez, siendo aún muy joven, recibió la gracia de los Estigmas de la Pasión de Cristo en las manos, en la frente, en la cabeza y en el costado de- recho, misterios que se repitieron des- pués en varias ocasiones. Algunas de es- tas llagas las recibió en presencia de mu- chos de los que frecuentaban el Sagrado Lugar de El Palmar. Clemente Domín- guez y Gómez y su compañero insepara- ble Manuel Alonso Corral eran las dos columnas principales del Sagrado Lugar de El Palmar de Troya, y como la Obra de El Palmar de Troya fue terriblemente perseguida por la jerarquía progresista y demoledora de la Iglesia Romana, regi- da entonces por el Papa San Pablo VI, los dos tuvieron que defender con gran energía y tenacidad las Apariciones Pal- marianas. El joven vidente Clemente Domín- guez y Gómez, futuro Papa Gregorio XVII, cumplió como seglar una extraor- dinaria misión apostólica, pues se entre- vistó con las más altas Jerarquías de la Iglesia Romana, ya en su mayoría co- rrompidas, de España y de otras muchas naciones de Europa y América, y se en- frentó a muchos de esos Jerarcas para hacer valer, ante el obstinado proceder de ellos, los derechos de Dios y de la Iglesia conforme el Señor y la Virgen María se lo ordenaban. Visitó en varias ocasiones, en su residencia de Roma, al Cardenal San Alfredo Ottaviani, para que presentara, ante el Papa San Pablo VI, Mensajes relacionados con la Iglesia y con su Pontificado, y en algunos de es- tos Mensajes se daban nombres y seña- les de cardenales y obispos traidores. En una ocasión, en un gesto de suprema va- lentía, Clemente Domínguez entregó los Mensajes de El Palmar al mismo Papa San Pablo VI, en una de las audiencias papales. Dicho glorioso Papa San Pablo VI, que era conocedor de las Aparicio- nes y Mensajes Celestiales, jamás con- denó la Obra de El Palmar de Troya. Clemente fue víctima de grandes perse- cuciones promovidas por los enemigos de El Palmar. Clemente Domínguez y Gómez fue el gran defensor del Papa San Pablo VI y delató ante el mundo, con valentía y decisión, que este Papa era víctima de la masonería vaticana, cuyos masones le administraban fuer- tes drogas para anular su voluntad. María Santísima pone de manifiesto la corrupción en la Iglesia En los Mensajes del Palmar de Tro- ya, Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre advirtieron sobre los males que afligían a la Iglesia, nos re- cordaron la vigencia de la doctrina tra- dicional, y pusieron al descubierto la obra de los enemigos infiltrados. Vea- mos partes de algunos Mensajes dados al vidente Clemente Domínguez y Gó- mez, que ahora es San Gregorio XVII: (Mensaje dado a Clemente en La Salette, Francia): «¡La humanidad está perdida! Ha caído en la soberbia, en el abandono de las buenas tradicio- nes. Está dando la espalda a su Madre Celestial: Yo, la Virgen María, Madre de Dios, y Madre de los hombres por la Preciosísima Sangre derramada por Jesús en la Cruz. La humanidad cami- na ciega, regida por inicuos pastores, pastores que no cuidan de las ovejas, pastores que viven en el placer mun- dano, pastores desviados: cardenales, obispos, sacerdotes, frailes, monjas, irresponsables del rebaño. Otra suerte sería la del mundo si los Mensajes que di en este Sagrado Lugar hubieran sido escuchados, extendidos y cumpli- dos. Mas, la mayoría no los creyeron; otros, los combatieron; a otros, no les interesaba. Aquí, en La Salette, anun- cié muchos de los males que habrían de venir a la Iglesia y al mundo. Y se es- tán cumpliendo al pie de la letra, y otros que han de venir últimamente. Se cumplirá hasta la última letra que Yo he pronunciado en este Sagrado Lu- gar. Ya se van viendo las cloacas que anuncié en el siglo pasado aquí en La Salette. Los Ministros del Señor, mu- chos de ellos, abandonan el Altar para casarse y vivir placenteramente con una mujer. ¿Acaso creéis que eso no es apostasía? ¡Ay de aquel que ponga su mano en el arado y se vuelva atrás! El que se consagra Sacerdote, queda con- sagrado según el Orden de Melquise- dec, y siempre será Sacerdote. Y des- pués de su muerte, seguirá siendo Sacerdote en el lugar a que haya sido destinado. Ya lloraba Yo, en este Lugar, por los males que habrían de venir. Veía cómo se iba a pisotear la Sagrada Eucaristía. Cómo la Sangre del Divino Cordero iba a ser pisoteada vilmen- te por sus propios ministros. Cómo iba a llegar aquel tiempo en que a la Comunión no se le iba a dar el debido res- peto. Llegó ya el tiempo en que la Eucaristía está sien- do despreciada, pisoteada. Los Ministros del Señor la administran ya de cualquier manera, sin respeto ni venera- ción. Debéis saber, hijos míos, que la Eucaristía hay que reci- birla dignamente, con respeto, reco- gimiento, oblación y consagración a Dios. Y la postura digna es de rodi- llas, doblando la rodilla ante la Ma- jestad de Cristo Jesús, que ha dado su vida para la salvación de los hom- bres, que se da a comer y a beber su Sangre, para extender sus gracias y su misericordia. Aquellos Sacerdo- tes que administran la Comunión en la postura de pie, o la depositan en la mano en lugar de la lengua, el Reino de Dios no será para ellos, porque pisotean a Jesucristo Sacramentado. Ellos deben exhortar a los fieles a que la reciban de rodillas, y en la len- gua depositada, no en la mano, esas manos impuras de los fieles. Ministros del Señor, Yo os pregunto: ¿Para qué han sido purificadas vuestras manos? ¿Es que acaso vuestras manos son iguales que las de los demás fieles? No. Vues- tras manos son sagradas y, la Sagrada Eucaristía, solamente pueden tocarla con la mano los Sacerdotes... ¡Humanidad!, ¡Jesús ya está empezando a dar la retirada de los Sagrarios! Habrá ciudades donde en muy pocas igle- sias estará realmente Cristo Jesús Sacramentado, porque muchos de los llamados Minis- tros del Señor, son miembros de la Masonería y no consagran interna- mente». (1971) (Mensajes dados a Clemente Do- mínguez en El Palmar de Troya:) «Hijo mío: Este Mensaje hay que ha- cerlo llegar al Santo Padre Pablo VI: Los acontecimientos terribles anun- ciados con tiempo para la Iglesia, ya están a las puertas. El Vaticano ya está en manos de los masones y mar- xistas. Hay infiltrados masones y fa- riseos en la Curia Romana. Son los que obstruyen el camino al Vicario de Cristo. Es necesario que se sepa bien lo que ha de venir, pues la sangre correrá por la plaza de San Pedro. El comunismo y la masonería están ya ma- nipulando al gran golpe decisivo. El ma- rxismo se apoderará de la Iglesia y se sentará en el trono. Es urgente que vuelva al Altar de Dios el Canon Tradicional, pues el ac- tual es irreverente y demuestra soberbia en el hombre, ridiculizando el culto a Dios. Es necesario que se restablezca el latín en la Iglesia, pues las lenguas ver- náculas representan a la torre de Babel. Debe suprimirse la Comunión adminis- trada de pie; pues, ante Dios, todo hom- bre doblará las rodillas. De ninguna ma- nera se puede depositar la Sagrada Eu- caristía en la mano. Es obligatorio depo- sitarla en la lengua. Pablo VI es el Sumo Pontífice de la Iglesia. Los Obispos son colaboradores. Pero el Papa es el que tiene la potestad suprema en representación de Cristo Jesús. Que los Sacerdotes conserven el Sagrado Celibato, y no torturen más al Papa… Próximamente reinará un anti- papa, la confusión será terrible. No fal- tará un verdadero Papa, pero hará falta mucha oración para ver la Luz». (1971) «¡Pobre Vicario mío! ¡Qué tremenda Cruz te ha tocado soportar! Pero esta Cruz será tu gloria en la Patria Celestial. ¡Pobre Papa! Mirad su rostro surcado, pálido. Mirad su figura: Son los sínto- mas de la Pasión. No hagáis caso a los difamadores del Santo Padre. No es Él quien hace las cosas malas en la Iglesia: Son los obispos fariseos que le rodean, pues en la Iglesia, desgraciadamente, hay Obispos masones y Obispos mar- xistas. No dejan mover al Papa, y lo peor de ello es que algunos, delante de él, le aplauden; mas hace cada uno lo que quiere y no lo que dice el Papa. Satán ya está en el Vaticano gobernando la Iglesia, pues hay Obispos que todo su afán es destruir a la Iglesia, pero no po- drán. Yo estaré con Mi Iglesia hasta la consumación de los siglos». (1971) «Hijitos míos: Orad mucho por vues- tra Santa Madre la Iglesia, por vuestros Pastores, vuestros Sacerdotes. Rogad constantemente por ellos. La Iglesia se obscurece más, parecerá que ha sucum- bido; mas nunca os faltará mi asistencia: Yo estaré con vosotros hasta la consu- mación de los siglos. Pero mi verdadera Iglesia estará muy oculta y muy perse- guida, y la Iglesia farisaica estará bien reconocida por todos los Estados y se-Next >